Sullana, Piura, Perú

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Viernes, 25 Abril 2003

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Album de Estampas
 

Las Capullanas
Por Dr. Juan José Vega

Origen del Tondero y su evolución

Tradiciones y costumbres de Sullana, en estampas de Lola Cruz de Acha "La Capullana"

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“El Pelamiento”

 Llegó la víspera del día señalado.

En fila esperaban tres aliados de Baco: cerveza, pisco y chicha.

Muchos animales han sido sacrificados; la comilona prometía ser tan grande que dejaría atrás a la de las bodas de Camacho...

La casa estaba llena de parientes venidos de diversos lugares para ayudar en los menesteres y luego disfrutar de la fiesta.

_Anda báñate al moñón, refriégalo bien y de piójalo!

En la tarea de quitarle los piojos, intervienen todas las mujeres, quienes por turno, se pasan al moñón; ninguna quiere perderse el placer de hacer tronar los piojos entre los dientes.

Acabado esto, se pasó al rizado casero. Todos los bellos le son envueltos y amarrados con tirillas de tela.

_!Y de ahísi, a dormir!_

_Pobre moñón, cómo podrá reposar su cabeza con tan duros envoltorios en ella...!

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Amanece. Felizmente es domingo. Desde el alba y durante todo el día, gran ruido del mortero, del batán y del familiar chiz-chiz del cuchillo, sacándole filo contra el borde de una piedra o de una tinaja.

El moñón, arrullado por estos sonidos, duerme. A las seis de la tarde lo sacuden y lo despiertan. Lo visten con su traje nuevo, le quitan los improvisados rizadores y proceden a la importante y habilidosa tarea de peinarlo en crespos.

_!Alcánzame la peinilla que está ensartada en la quincha!_

_!Sácate la pieza de cinta colorada de a dedo de ancho!_

_!Tate en juicio. Muchacho! ¡Daléyate pacá! ¡Mira que te doy otro cocacho!

Al fin, después de gran lucha, termina el suplicio para el moñón y la peinadora. Cada crespo ha sido coquetamente anudado con un lacito rojo... ¡Suerte que él no alcanza a mirarse en el espejo, que si se viera...! llevan al personaje a la sala. Al verlo, los numerosos chiquillos presentes, desde el fondo de su corazón exclaman admirados a coro:

_!Miénchicla!_

Avergonzado el moñón, baja los ojos murmurando entre dientes:

_!Che!_

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Ya la casa no cabe de gente, son las diez de la noche. Es hora de empezar la ceremonia.

Sientan al moñón en una mesa. La concurrencia dividida entre padrinos y “mirones”, le rodea.

En una bandeja traen las tijeras. Son seis padrinos de honor y están por parejas. Listos los platillos para recoger los capillos y los rizos que serán cortados.

En silencio se acerca primero doña Juana. Coge uno de los más gruesos crespos, de los especiales para los padrinos. Lo corta y lo deja en el plato de la encargada de recibirlo. A continuación, deposita en una bandeja especial que le ponen por delante, tres rojos billetes de diez soles cada uno.

Murmullos de admiración- ¡Buena mano doña Juana!

En seguida su compañero, don Coliche, hace los mismo, de capillo: cuarenta soles.

Aumentan los murmullos y la nerviosidad entre los padrinos, que no habían pensado dar tanto.

Siguen por orden, la Felipa y don Sinecio, quienes dan veinte y treinta soles de capillo, respectivamente.

Momento aciago: La madrina, señorita Conce, después de actuar en el pelamiento, tímidamente deposita un billete de cinco soles, lo cual, al ser advertido por todos ocasiona comentarios burlones, sobre todo de los chiquillos, _!Fuuuú, gua, madrina de palo!.

Su acompañante, llamado el Zarco, viudo sesentón al dar su capillo como padrino, lo hace con un flamante billete de cincuenta soles.

Nuevo comentario: _!Velay, el padrino salvó a la madrina!_

Roja de vergüenza la Conce no sabe qué hacer ni qué actitud tomar; pues ahora, más que nunca, sabe que el Zarco la quiere enamorar. Este, como dejando establecida su actitud de pretendiente dice en alta voz;

_Yo, con usted, señorita Conce, vamos a valsar toda la noche._

En seguida la madre del niño, ceremoniosamente, da la mano a una madrina con estas palabras:

_Perdón, comadrita, por algunas malas palabras que le “haiga” dicho, agora que semos comadres aquí y entre los ojos de Dios._

La otra contesta: -¡Comadrita, las palabras que haigamos tenido son olvidadas y perdonadas!_

Este ritual es repetido con las demás madrinas y padrinos.

Ahora les toca a los “mirones”. Todos, sin excepción, se van acercando y cortando tal cantidad de pelo como la del capillo que van a echar.

_!Mirones de un sol pa arriba!_ ordena alguien.

_!Buen pelamiento; lo que es la Pancha no sacó ni pá los gastos!_

Acabada esta ceremonia se sirve la primera copa. Sobresalen las voces de los padres:

_Compadritos, comadritas ¡tomémonos una copa pá sentar el padrinazgo!_

Ya trasquilada la criatura, es dejada en libertad y se dedica a corretear con los otros niños.

_Pasau mañana, después de la corcova, (1) pá que te empareje el peluquero._

_!Con usté, comadrita, con usté compadrito!_

Empieza la comilona. Mesa aparte para los padrinos. Primero sirven pavo con tallarines.

Gritos de los chiquillos y de algún perro que pisaron la cola.

Ahora sirven el chancho con los camotes horneados en “cupús” (2). Todos con naturalidad se lamen los dedos.

Los muebles son arrimados a las paredes y empieza el baile.

Dos guitarras, dos laúdes, dos violines de criollo material y confección forman la orquesta.

Fiel a su palabra, el Zarco toma de la cintura a la señorita Conce y rompen el baile, seguidos por las demás parejas de padrinos. La cerveza, el pisco y la chicha corren haciéndose la competencia en llegar a embriagar más pronto.

A eso de la media noche, sirven el aguadito de gallina para darse aliento y continúan bebiendo hasta el amanecer.

La despedida, siempre es con estas prometedoras palabras:

_!Hasta mañana, pá la corcova...!

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(1)   Corcova – fiesta que sigue al otro día.

(2)   Cupús – horneado bajo tierra.